miércoles, 16 de julio de 2008

El atraco de los belgas

Estoy indignado. El hurto ya no conoce de fronteras. Ni de nacionalidades. Ni de religión. Ni de credo político. Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón. Hoy en día cualquiera te puede robar. Y si estas de viaje, con mucha más razón.

Ocurrió hace pocos días. Fue en un hostel de Córdoba, una triste mañana de marzo. Me levante radiante, dispuesto a creer una vez más en este mundo hostil. Iluso de mí.En la cocina me encontré con un empleado del lugar "¿No viste la bolsa de facturas que dejé en la mesada para el desayuno?", me preguntó. "Ni idea", respondí ¿Habrá sido un robo?.

A los pocos minutos fui en búsqueda de la heladera. En su interior tenía (o debería haber tenido) dos deliciosos sanguches de milanesa. Los había preparado con gran esmero la noche anterior.
Pero no estaban. Busque y rebusque. Primero con optimista calma. Luego con angustiosa desesperación. No. No se encontraban allí. A esa altura, las primeras dudas se habían disipado: alguien había sustraído las facturas del desayuno y mis estimados sanguches de milanesa.

No es digno

Me uní, por pura conveniencia, a la preocupación del empleado. Debatimos. Intercambiamos ideas, pistas, presentimientos y finalmente, conclusiones: El delito había sido cometido por dos extranjeros. Fueron los únicos en levantarse antes que nosotros. Y ya se habían marchado. Los gringos en cuestión eran belgas ¡Belgas! ¿Llegan a comprender lo dramático del asunto?

¿Cómo puede ser que un belga se robe un botín tan vulgar? No es digno ¡Con lo abultado de su capital! ¡Con lo desarrollado de su sistema educativo! ¡Con lo obscenamente mayúsculo de su PBI per cápita! Yo puedo llegar a comprender un acto así de parte de un hondureño, de un argentino, de un colombiano desesperado. ¡Pero de un belga!

Malditos sátrapas del viejo continente. Primero se llevan la plata. Luego el petróleo. Después la tierra. Y ahora una bolsa con facturas y mis dos sanguches de milanesa. La historia sigue empecinada con nosotros. Triste devenir.

1 comentarios:

Palele dijo...

¿Por qué en vez de agarrar nuestros sandwiches generosamente preparados con nuestras manos mansilladas y sudacas y el rosario de facturas confeccionadas al calor de nuestros hornos nacionales, populares y peronistas, nos agarran nuestras emperifolladas "belgas"?
Diría el genial teórico antiblog de la nación, José Pablo "me chupa todo un huevo" Feimann: "Cualquier pelotudo roba un sándwich y crea un bloc"....
Bombita, amo y señor del canal del pueblo, ya firmaría un contrato con Argentina Sono Film para grabar: "Me enfiesto con dos belgas y les imparto el manifiesto comunista por la cabeza".

Un abrazo, Pepo!! Grosso el blog.

Juan R. Seia